Lëa Dainée

«¡Yo no te he robado nada! Tan sólo vi como se te iban a caer esas monedas del bolsillo y pensé, mejor que cayeran en mi bolsa que al suelo, ¿no crees?»



Nombre: Lëa Dainée
Edad aparente: 18 años
Fecha de nacimiento: 15 de Abril
Ojos: Azul violáceo, con la pupila ligeramente rasgada.
Pelo: Lila y revoltoso, así que suele cortárselo a menudo ella misma con su daga.
Complexión física: Delgada
Altura: 1,57m
Peso: 45kg
Apariencia/aspecto físico: (9) Lëa es una chica pequeña y delgada, con un cabello fino y algo revoltoso cortado a la altura de la mandíbula, por lo que tiende a usar sombreros raros. Además, su cabello tiende a crecer muy rápidamente, así que suele cortárselo ella misma con cualquier daga. Tiene los ojos azulados tirando a violeta. Es una chica de piel clara y dedos ágiles. Al lado de su ojo derecho aún tiene pequeñas cicatrices de una grave quemadura que tuvo, por lo que cuando no se tapa con el pelo, usa un parche, siguiendo su tendencia por los accesorios extraños. Le ENCANTA todo aquello que sean complementos de lo más estrafalarios. Todo cuenta para al fin y al cabo tener un aspecto un tanto absurdo pero, a su parecer, favorecedor. Gorros, parches, adornos simulando orejas de animales, ect...
Personalidad: Animada y jovial, nunca para quieta. Es curiosa por naturaleza, siempre con una sonrisa inocente, corretea por doquier. Aun así, Lëa padece de un especie de trastorno que hace que a veces aflore una especie de criatura siniestra de sus extrañas...). Aun así, ella se divierte con su energía hiperactiva. A ojo no parece muy peligrosa...
Curiosidades: Al lado del ojo derecho tiene el resultado de una quemadura. Cuando esta nerviosa, chasquea la lengua. Suele hablar, la mayoría de veces haciendo ruidos raros, expresiones que sólo ella entiende y mohines, a destacar un "Nyaaa", "Waaaa", "Gaaaah", y similares...
Signo del zodíaco: Libra, aunque de equilibrada no tiene nada.
Colores favoritos: Lila, azul, lila, azul, lila, azul, blanco. Plata, oro, plata, plata, oro, lingotes, plata, oro, platino.
Flores favoritas: Jazmín principalmente.
Comidas favoritas: Pescado, al rico pescado.
Comidas que odia: Verduras. No le gustan.
Personas favoritas: Aquellas contrarias a ella.
Personas a las que coje manía: Las que le dan la brasa, las que se entrometen en sus asuntos y los que le roban a ella. ¡Robar a un ladrón! ¡Habrase visto tamaña desvergüenza!
Le tiene miedo a: Quedarse sin piernas. Y sin manos. Sí, dormiria como un tronco. ¡Pero sería terrible!
Pasatiempos favoritos: Andurrear inofensivamente por el mercado, tasar con la mirada las cosas. Le encanta subirse a los árboles, dormir y dar botes allí y aquí. Bañarse en los ríos, escalar rocas y revolcarse en el césped. Tiene un apego especial por todo aquello que sea naturaleza.
Plato que mejor sabe hacer: Trucha con setas El problema es que no sabe distinguir entre setas buenas y las malas, alucinógenas, venenosas, mortíferas,...
Lo que más desea: Dinero, aventuras y dinero. Pasárselo pipa y dinero. Conocer gente, corretear aquí y allá y pasárselo en grande.








Myon, el gatito de Lëa. Lo encontró en el puerto
y desde entonces se han hecho inseparables.
Es tan revoltoso y juguetón como su dueña.

Historia:
Lëa proviene de Brudge, capital de las tierras de Kanon, al sur del Imperio Sacro de Abel. Nació en una familia mercante normal y corriente. Las largas ausencias del cabeza de familia en alta mar en la pesca dejaban a merced de los esfuerzos de la madre en tirar adelante la familia. Por ello, cuando Lëa empezó a poder valerse por sí sola, se escurría entre el bullicio de los puertos o de los mercados aprovechando los distraídos transeúntes y mercaderes a cualquier ocasión para poder llevarse a casa algo de dinero o de comer. No era algo de lo que estar orgulloso, pero ayudaba a la familia y poco a poco la pequeña alocada veía en cada maniobra una especie de diversión y reto. Se conocía su barrio y a los ciudadanos, a veces haciendo encargos honradamente.
Al tiempo, Lëa mejoró en sus habilidades y poco a poco empezaba a ser conocida por según que barrios y no para bien, por lo que se dedicó a centrarse en el ir y venir del puerto, conociéndoselo al final como la palma de su mano y terminando siendo éste casi como su patio de juegos. Se conocía cada uno de los escondrijos y atajos para ir de un extremo de la ciudad a otro sin ser ni siquiera vista.
       Es cierto sin embargo, que sólo una vez la cogieron. El escarmiento tenía que ser la aplicación de un hierro candente en el rostro, pero se escapó con sólo quemado el lado de su ojo derecho. No le sirvió sino para al final dedicarse a mejorar cada vez más, y el escarmiento no apagó su carácter risueño, sino al contrario, haciendo que Lëa disfrutase de cada segundo de vida como el último.
       Fue en una de sus visitas en un barco recién llegado a puerto donde una joven chica a la que intentó sustraerle una bolsita de monedas la pilló infraganti. Lejos de avisar a los guardas o tomarse la justicia por su mano, se presentó con una sonrisa enigmática. Ésta joven, perteneciente a Selene, vio un gran potencial en Lëa, a pesar de su cabeza alocada. Sylwie, la chica, empezó a acompañar a Lëa en sus visitas, aleccionándola y enseñándole nuevas fintas y habilidades, a fin de valorarla como posible adepta...
El problema era que Lëa era, en su totalidad, un caso perdido.
       En fin, eso es lo que sé sobre esa mozuela. Si deseas encontrarte con ella, vagabundea por las calles y el puerto con una bolsa de oro a la vista. ¡La encontrarás más pronto de lo que te piensas! Y sólo te darás cuenta de que te ha robado cuando oigas una alegre y jovial carcajada alejarse.